Los palacios en la Baja Edad Media peninsular
Con este proyecto (Plan Nacional I+D+i, HAR2008-01941/ARTE) queremos superar la visión que percibe la arquitectura palatina cristiana de inspiración islámica -llamada mudéjar- como una arquitectura subordinada, poco creativa, mera copia de la andalusí. Nuestra hipótesis de partida es reconocer que los reinos cristianos durante los siglos XII y XIII, especialmente Castilla, fueron capaces de hacer propia la tradición arquitectónica andalusí desarrollándola de manera autónoma. Esta nueva perspectiva no sólo modifica nuestra percepción de lo mudéjar, sino que también obliga a contemplar lo andalusí desde una perspectiva hasta ahora inédita, pues defendemos la hipótesis de que la arquitectura de al-Andalus de la segunda mitad del siglo XIII y del XIV no sería sólo resultado de su propia evolución, sumada a los continuos influjos orientales, sino también de la poderosa influencia de Castilla, en donde los modelos germinales andalusíes fueron creativamente reelaborados.
La estrategia de trabajo consistiría en dar a conocer y extraer la máxima información de tres monumentos recientemente aportados por la Arqueología y que son ejemplos claves para comprender el proceso formativo de esta arquitectura mudéjar: palacio de D. Fadrique descubierto en el interior del Monasterio de Santa Clara de Sevilla, Alcázar Real de Guadalajara y Patio de las Doncellas de los Reales Alcázares de Sevilla. Con esta información y con la que se obtenga en otros monumentos toledanos, intentaremos abordar el estudio de la arquitectura andalusí y de la mudéjar de la segunda mitad del siglo XII y el XIII, analizando una serie de tipologías arquitectónicas, especialmente significativas; con este estudio comparativo podremos descubrir a que lado de la frontera reaparecen más tempranamente soluciones arquitectónicas tales como: la asociación del salón oblongo y de la qubba, el patio con pórtico en los cuatro lados, la doble axialidad compositiva de la planta o la solución de patio de crucero. Tras definir y analizar aquellos elementos que, procedentes de lo andalusí, evolucionaron de manera autónoma en lo mudéjar, podremos finalmente verificar si hubo o no préstamos de esta arquitectura a la nazarí del siglo XIV.
Asociación del salón oblongo y de la qubba
El modelo andalusí de qubba asociada a un salón oblongo con alhanías precedido de pórtico lo encontramos ya a mediados del siglo XIII en el palacio mudéjar de Don Fadrique, descubierto recientemente en el antiguo Monasterio de Santa Clara la Real de Sevilla. Será en la primera mitad del siglo XIV cuando aparezca en los palacios granadinos del Generalife y de Comares: en el primer caso sabemos que fue Ismail I (1314-1325) quien construyó una pequeña qubba adosada al salón preexistente situado en su frente septentrional; en el segundo, la obra es de Yusuf I (1333-1354).
Aunque el modelo descrito en origen es claramente islámico, resulta significativo que el testimonio más antiguo conservado, pertenezca a la Sevilla castellana. Por el contrario, en los edificios andalusíes del siglo XII y primera mitad del XIII no se ha conservado esta asociación, a pesar de invocarse como precedente suyo algunas soluciones arquitectónicas que no pueden ser consideradas qubbas, este es el caso de los pequeños miradores de los salones principales del Castillejo de Monteagudo. Sin duda, lo más elocuente es observar que en ninguno de los ejemplos conocidos de la Murcia postalmorávide y la Sevilla almohade encontramos dicha asociación. Con todos estos datos es posible plantear la hipótesis de que el modelo de qubba anexa a un salón oblongo, como vemos en Comares, es deudor de la arquitectura castellana.
El patio con pórtico en sus cuatro lados
El tradicional modelo andalusí de pórticos enfrentados en los lados menores del patio, deja de utilizarse sorprendentemente en el palacio de los Leones y en el de la almunia de los Alijares para adoptar en ellos una solución de galería períptera, distinta por completo a la tradicional andalusí que de manera ininterrumpida se había desarrollado desde el siglo XI hasta el XIV. Proponemos como hipótesis que fue la arquitectura mudéjar la que debió de prestar la solución de galería períptera sustentada por pilares o columnas iguales en sus cuatro lados. Tal solución la podemos ver en el Patio de las Doncellas de los Reales Alcázares de Sevilla o también en el Alcázar cristiano de Guadalajara de finales del siglo XIII, el cual venimos excavando desde el Laboratorio de Arqueología y Arquitectura de la Ciudad (LAAC), adscrito a la Escuela de Estudios Árabes (CSIC).
Patio de crucero
Con la notable excepción del patio de los Leones y los existentes en Alijares, Generalife y en el exconvento de San Francisco de la Alhambra, en al-Andalus el patio de crucero perdió protagonismo a principios del siglo XIII una vez adoptado el modelo de gran estanque longitudinal, inaugurado en el palacio hudí de Santa Clara la Real de Murcia. Tal cambio supuso el paso de una composición compleja de dos ejes (crucero), a otra más sencilla de uno solo.
En Castilla, por el contrario, el patio de crucero fue entonces adoptado y se mantuvo con pujanza en los palacios que los alarifes mudéjares levantaron para los príncipes cristianos. Aparece en el patio del Alcázar Nuevo de Córdoba, que se comenzó a edificar en 1328, dotado con las características alberquillas en los frentes menores. Lo hallamos también en los Reales Alcázares de Sevilla, más concretamente en el Patio de la Casa de Contratación recientemente identificado como obra cristiana. Pero sin duda, el mejor ejemplo conocido lo proporciona el Alcázar de Guadalajara, obra probablemente de finales del siglo XIII; se trata de un jardín de crucero con alberca central rectangular (13 x 17 m) orientada según el eje mayor del palacio. Estamos ante un patio que, si bien responde a un tipo conocido, presenta una serie de particularidades para las que no tenemos parangón, pues en los precedentes andalusíes conocidos, lo habitual era que en el centro del crucero se situara un pabellón y no una gran alberca.
De este modo, es posible defender que en la arquitectura nazarí del siglo XIV, se reactiva la presencia del patio de crucero por influencia castellana. Prueba de ello sería la solución adoptada en el palacio de los Alijares, en cuyo patio se combina el crucero con una gran alberca central cuyo único precedente hay que buscarlo en el patio del Alcázar de Guadalajara, pues allí a finales del siglo XIII supieron revitalizar el viejo modelo andalusí agregándole la gran alberca rectangular que sustituyó en al-Andalus a los cruceros. El caso de Guadalajara es un ejemplo paradigmático de cómo en Castilla se recibieron y reelaboraron los modelos andalusíes, creando soluciones que terminaron retornando al foco exportador.
La doble axialidad compositiva de la planta
Una de las características de la arquitectura residencial andalusí más significativa es su marcada bipolaridad en la que sus frentes norte y sur constituyen el único eje compositivo de cada núcleo residencial. Esta solución se empleará ininterrumpidamente a lo largo de cinco siglos, con la excepción de algunos ejemplos nazaríes construidos en el siglo XIV. En todos ellos vemos como, junto al eje principal que se mantiene inalterado, aparece un nuevo eje perpendicular a este, constituido por unos núcleos, más o menos complejos, situados en los extremos y dotados de una qubba. Sin duda los ejemplos más significativos son los de los palacios de los Leones y de los Alijares, hallándose esta solución aunque de manera incompleta en otros palacios como el de Abencerrajes (fines del S XIII?), exconvento de San Francisco y en el mismo Generalife con el mirador de poniente. No parece casual que la adopción del doble eje compositivo conlleve la reaparición de los patios de crucero en casi todos ellos. Nuestra propuesta defiende que en todas estas innovaciones que venimos observando en la arquitectura nazarí del XIV tuvo un papel importante la arquitectura mudéjar del XIII y prueba de ello sería de nuevo el palacio de D. Fadrique de Sevilla en el que ya aparece el eje menor presidido por qubbas extremas.